sábado, 9 de mayo de 2015

Homosexualidad como pérdida de la verdad ontológica


     En la sesión pasada, fuimos testigos de la ponencia de un tema de mucha actualidad, la homosexualidad como el estilo de vida que se puede llevar. Por su parte el relator José Andrés Ortega Lozano expuso que la ideología de género carente de fundamento busca eliminar el ser, la naturaleza y la identidad de la persona, puesto que no considera la sexualidad como una dimensión esencial de la persona, sino como una construcción cultural  con la que se introduce la lucha de clases en la dialéctica de los sexos. Desde la definición etimológica de la palabra “homosexualidad” se encuentra dentro de sí una contradicción. Dicha ideología tiene dos objetivos: A) hacer creer a la población que ser varón no implica la complementariedad afectiva sexual con la mujer y viceversa; B) otorgar identidad ontológica a las diversas experiencias personales. La homosexualidad se fundamenta en la verdad hermenéutica (verdad de opiniones), sus cimientos están puestos sobre una verdad sin criterio, que va en contra de la verdad ontológica. Es por ello que le quita al hombre su esencia rebajándolo al ámbito genital. Se expuso la diferencia entre sexo y género, el primero evoca a la naturaleza del hombre y el género es un concepto dado por la cultura. Dándonos a entender que dicha ideología acaba con el concepto de naturaleza, queriendo hacer perder la esencia de la verdad de lo que es ser humano. Por su parte el co-relator José de Jesús Camacho tomó una postura neutral, en donde de igual manera expone que los términos homosexual, heterosexual, bisexual, transexual, entre otros establecen un engaño del lenguaje, mencionando que esto se debe a la posmetafísica, sobretodo con la postura nihilista en donde el hombre se encuentra vacío y cayendo en un antropocentrismo que lo lleva al relativismo entrando en una cultura en donde todo está permitido y no se  tiene en cuenta los valores. Por su parte el co-relator David de Jesús Silva Mares expuso que las personas homosexuales no dejan de ser personas que cuentan dignidad y que tienen los mismos derechos que las personas heterosexuales. 
       El escandalo se suscita al pedir que la ideología de género sea respetada y aceptada con todas sus implicaciones, ya que ésta ha estado presente dentro de la historia del hombre, y que las condiciones que influyen a esta determinante condición son: la psicológica, la cultura y la genética. Que la homosexualidad como fenómeno dinámico devenible, probablemente cambie hasta ser culturalmente aceptable. A través del argumento del tercero excluso en cuanto que “o se es hombre o no se es y no hay término medio”, así pues por el hecho de ser hombre heterosexual o no, todos deben ser respectados y gozar de los mismos derechos. También se cuestionó si la orientación sexual es accidental o substancial, si se acepta que es substancial se tendría que aceptar como parte de la esencia y si se acepta como accidental, esto sería algo secundario que no modifica al hombre.

      Lo que interesa es la libertad en cuanto que distinguirá y legitimara a la homosexualidad, en cuanto que es una orientación sexual entre personas del mismo sexo libres y conscientes, distinta de otras orientaciones dañinas y perniciosas. Dicha conducta que no es aceptada por la sociedad, o al menos en occidente por el cristianismo. 
      Dentro de la exposición del tema surgieron  dudas como: ¿la homosexualidad lleva a la perdida de la esencia y el fin último del hombre?, si la ideología de género elimina el ser, la naturaleza y la identidad ¿Qué queda de la persona humana?, si la cultura determina la identidad sexual ¿la cultura no va en contra de la misma naturaleza y hay que retomarla para ser feliz? Si el hombre es o no es hombre ¿Dónde queda la constitución ontológica de la persona y su complementariedad bilógica?  

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